Estamos a 14 de septiembre, ni medio mes, y estoy sin blanca. Bueno, no exactamente... Me quedan 200 euros en la cuenta, con lo cual difícilmente me van a llegar para poder pagar la jodida factura (o facturas, en plural) de lo que sea que me vendrá a final de mes. Morirme hambre no lo haré, pero...
No entiendo por qué cada mes acabo igual. Sí, sé que "compro" demasiado. Que tengo mucha ropa, eso lo veo.Y mucha con la etiqueta aún puesta. Pero cada mes me hago un "planning" con mis ingresos y mis gastos. Evidentemente, el alquiler se lleva una parte importante.Y también tengo como "gasto" la cantidad fija que ahorro cada mes y que traspaso a otra cuenta. Eso es sagrado. Pero, hecho esto, en teoría y sobre el papel aún me queda dinero para "vivir" bien. Y no hay manera. Cada mes igual.
"Manirrota". "Tienes un agujero en la mano"... Todas esas cosas me las ha dicho alguna vez mi abuela. Y vale... a la vista está que tiene razón.
Así que, empezemos:
-Puedo devolver la camiseta de "ET" que me compré en Zara hace unos diez días. Lleva aún la etiqueta y, sinceramente, tampoco me la pondré mucho. Algun fin de semana, con tejanos y zapatillas deportivas, para estar por casa o ir a hacer una vuelta corta. No soy mucho ni de zapatillas deportivas ni de camisetas... y tengo como 30 0 4o, sin exagerar, en perfecto estado. 13,95 € que recupero.
-También puedo devolver el chaleco con tachuelas, también de Zara. Da igual que vuelvan los 80, que las tachuelas sean "lo más" del otoño... Sé que me lo pondré poco, aún tiene la etiqueta y serían 25,95 € que recuperaría. Además, tengo otros chalecos.
- Mis otras compras del mes, ya no puedo devolverlas. Todas, salvo una chaqueta verde, las he estrenado ya...
-Este mes se ha acabado el salir por salir. Dentro de dos fines de semanas tengo la despedida de soltera de Ely... y paso. No me apetece, ni me apetecía, ir de "convivencias". Además, visto está que no puedo permitirme gastarme los 150 € que cuesta. No estoy por despedidas, pero tampoco por salir a cenar entre semana, ni hacer una cervecita y acabar tapeando, y todo por vagancia de cocinar.
-Igual debería llamar a Martín... a ver si me quiere para hacer "extras" los fines de semana. Pero volver a servir copas me retrae. Lo he hecho durante muchos años, como algo a más a más, y lo dejé porque estaba harta y quería tener los fines de semana, y sobre todo sus noches, para mí. Y volver... no sé... pero el dinero iría genial.
Es todo bastante deprimente, la verdad... Es lunes, luce el sol, hoy no trabajo y estoy sin un duro... Como casi siempre desde que me fuí a vivir sola, por otro lado. Pero aunque debería estar ya acostumbrada a ello, no me gusta vivir así. Se podría arreglar si dejara de vivir en Barcelona, pero hay cosas que me tiran demasiado. Y no quiero.

No hay comentarios:
Publicar un comentario