Si tuviera que definir mi forma de vestir en unas pocas palabra escogería “variada, alegre, desenfadada y poco formal”. No me gustan los uniformes, ni tener que ir vestida comme il faut. Odio profundamente el término working girl. Cuando llego en las revistas de moda al artículo que, mes tras mes, cae invariablemente sobre las nuevas tendencias para las working girls, me lo salto.
No me gustan los trajes chaqueta, ni las faldas azul marino combinadas con un jersey de cuello vuelto blanco, ni los demás colores oscuros y serios que llevan mis compañeras de trabajo (y todas mis amigas oficinistas). Ni los zapatitos salón “cómodos” de medio tacón que llevan también muchas ellas. No me gustar ser –ni parecer- el clon de alguien otro que a la vez también es clon de otro.
Ya tuve mi tiempo de colores oscuros, con chaquetas y blusas anchas, pantalones de pinzas rancios y demás. Por fuerza. Fue una época, sobre mis 19-20 años, en que compraba poquísimo, a un precio carísimo, y que encima parecía que iba de mercadillo. Sólo se me acercaban tíos raros –y bastante mayores que yo-, con ideas aún más raras y creyendo que yo estaría desesperada y les prestaría un poco de atención. Estaba harta de oír el chssst chssst tras mí y de ser la eterna “amiga”.
Casi 3 años después, con casi 30 kilos menos, y con toda esa ropa espantosa en el cubo de basura, volví a entrar en las tallas de Zara, Mango, H&M y demás. Con oscilaciones de 3 o 4 kilos, arriba y abajo, no me he movido.
Antes de eso, ya no me gustaban los uniformes. En mi colegio no teníamos que llevar uniforme, pero sí que había el chándal “oficial”, lila brillante, con el nombre del colegio estampado. Era espantoso. Y yo era la única que no lo llevaba. Me negué. No sólo porque no me gustaba, sino porque también costaba 5.000 pesetas de la época y yo, que me sabía la tabla de multiplicar del dos, deduje que era demasiado caro para la economía familiar: 5.000 x 2 niñas x 2 chándales que nos hacían comprar a cada una = 20.000 pesetas. Una burrada, teniendo en cuenta que hablo de 1985 y las cosas en casa estaban complicadísimas.
Total, que llegué a la conclusión que, generalmente, los uniformes son feos y, encima, caros. Así que no, gracias.
Desde hace unos meses, soy “jefa” de algo. Y tengo a mi cargo a 5 personas. Hace unos días, Elly –una working girl total, para la que “irse de compras” es ir a Massimo Dutti a ver trajes chaqueta que, sinceramente, me parecen todos iguales y la mar de sosainas- me dijo que no debería vestir “así”.
-¿Así?¿Cómo?
- Sí, “así” como tú vas. Ya sabes: vestidos cortos, estampados, escotados. Algunos muy sueltos. Vas muy informal. Y esos pantalones taaaaaaan anchos... Chica, y esos tacones...
Ummm...
No me gustan los trajes chaqueta, ni las faldas azul marino combinadas con un jersey de cuello vuelto blanco, ni los demás colores oscuros y serios que llevan mis compañeras de trabajo (y todas mis amigas oficinistas). Ni los zapatitos salón “cómodos” de medio tacón que llevan también muchas ellas. No me gustar ser –ni parecer- el clon de alguien otro que a la vez también es clon de otro.
Ya tuve mi tiempo de colores oscuros, con chaquetas y blusas anchas, pantalones de pinzas rancios y demás. Por fuerza. Fue una época, sobre mis 19-20 años, en que compraba poquísimo, a un precio carísimo, y que encima parecía que iba de mercadillo. Sólo se me acercaban tíos raros –y bastante mayores que yo-, con ideas aún más raras y creyendo que yo estaría desesperada y les prestaría un poco de atención. Estaba harta de oír el chssst chssst tras mí y de ser la eterna “amiga”.
Casi 3 años después, con casi 30 kilos menos, y con toda esa ropa espantosa en el cubo de basura, volví a entrar en las tallas de Zara, Mango, H&M y demás. Con oscilaciones de 3 o 4 kilos, arriba y abajo, no me he movido.
Antes de eso, ya no me gustaban los uniformes. En mi colegio no teníamos que llevar uniforme, pero sí que había el chándal “oficial”, lila brillante, con el nombre del colegio estampado. Era espantoso. Y yo era la única que no lo llevaba. Me negué. No sólo porque no me gustaba, sino porque también costaba 5.000 pesetas de la época y yo, que me sabía la tabla de multiplicar del dos, deduje que era demasiado caro para la economía familiar: 5.000 x 2 niñas x 2 chándales que nos hacían comprar a cada una = 20.000 pesetas. Una burrada, teniendo en cuenta que hablo de 1985 y las cosas en casa estaban complicadísimas.
Total, que llegué a la conclusión que, generalmente, los uniformes son feos y, encima, caros. Así que no, gracias.
Desde hace unos meses, soy “jefa” de algo. Y tengo a mi cargo a 5 personas. Hace unos días, Elly –una working girl total, para la que “irse de compras” es ir a Massimo Dutti a ver trajes chaqueta que, sinceramente, me parecen todos iguales y la mar de sosainas- me dijo que no debería vestir “así”.
-¿Así?¿Cómo?
- Sí, “así” como tú vas. Ya sabes: vestidos cortos, estampados, escotados. Algunos muy sueltos. Vas muy informal. Y esos pantalones taaaaaaan anchos... Chica, y esos tacones...
Ummm...
Pues yo abro mi armario –mis dos armarios, de hecho- y soy feliz. Hay de todo. Muchos vestidos, largos, cortos, baby doll y otros marcones; faldas; tejanos de todos tipo... Y hace ya tiempo que tiré el único traje chaqueta gris que he comprado en mi vida. Y nunca más volverá a entrar en ellos ninguno más. Y a quien no le guste, que no mire. Y si le pica, que se rasque.

Pues haces muy bien, vas vestida como quieres, si no tienes a nadie superior que te "obligue" a vestir de manera "estereotipada", te sientes a gusto y cómoda, que más les da a los demás?
ResponderEliminarA mi tampoco me gustan nada los uniformes, y hoy, hasta en los colegios públicos los están llevando, al menos en los que yo estuve.
un beso Ishtar!
Bien dicho coñeeeeee, que cada uno vista como le da la gana, y cuanta mas alegría en el vestuario mejor!!! un besazoooo
ResponderEliminarjajaja ke bueno el post! y bien que haces hombre!! a gustos colores pero que te dejen llevar lo que a ti te gusta sin que te acribillen!!! yo por desgracia trabajo en una ofcina..y tengo ke vestirme tb de vez en cuando de working girl..y es lo peor..es el dia ke menos inspiración me viene..aunke es lo que hay!!!
ResponderEliminargracias por tu coment y por la visita niña!! besiness